Planear una boda, no siempre es tarea exclusiva de los novios, probablemente te toparás con la sorpresa de que tu futura suegra o cuñadas, están algo o muy interesadas en formar parte del proceso de tan importante celebración, algo que en un inicio puede sonar lo más terrorífico o lo más ameno según el punto de vista de quien lo observe.
Para cualquiera de los dos puntos que sea tu sentir, guarda la calma, siempre habrá buenos y malos momentos en ambos casos.
Como expertos en la materia, te recomendamos que platiques con tu pareja sobre este aspecto. Al momento de la charla, es importante dejar bien definidas sus prioridades, cuáles de ellas consideran inamovibles, dejando a su vez temas que no sean tan importantes para ustedes.
Es aquí donde le pueden dar juego a las futuras suegras o cuñadas, siempre marcando de manera cortés los límites de los alcances en cuanto a opinión y acción.
Aparte de ser un evento hermoso y esperado, una boda es un acontecimiento de estrés positivo y negativo para ambas familias, en ocasiones aún más para los padres que para los mismos novios, motivo por el cual, situaciones o elecciones cotidianas pueden convertirse en problemas de grandes dimensiones.
Para evitar que esto ocurra, sugerimos a las parejas, que tengan bien establecidas prioridades negociables y no negociables, hablar claro y con tranquilidad a los familiares, y así la planeación será mucho más fácil y disfrutable.